El otro día estaba leyendo un artículo que, entre otras cosas, hacia una comparación muy acertada de las diferencias entre la concepción de la calidad en los países occidentales y en Japón.
Les voy a ahorrar la lectura, para simplificar y extraer una de las diferencias más destacables. Según la reputada autora, en Japón la calidad no es opcional, en occidente si.
Lamentablemente yo no he estado en Japón (aunque he visto muchas películas de karate ;-) y no puedo confirmar este extremo, pero si creo que puedo afirmar que, aquí, la calidad parece opcional. Lo digo en general, conocedor de que existen honrosas excepciones.
No quiero decir que no nos guste la calidad, sino que no estamos muy dispuestos a mantener incitativas continuadas en el tiempo para alcanzarla y garantizarla, más allá de modas o esfuerzos puntuales.
Así, sin visión a largo plazo, constancia y compromiso, cualquier medio para alcanzar dicha calidad se transforma en una moda. Y las modas pasan...
Y como he titulado con una pregunta, voy a cerrar con otra: ¿Por qué le llamarían mejora continua, pudiéndole haber llamado simplemente mejora?
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Añadido en Mayo de 2014. Como sucede a menudo, hay aportaciones tan o más interesantes en los comentarios que en el propio post. Ya que no resulta posible poner imágenes en dichos comentarios, lo hago aquí, junto con la referencia al artículo citado.
Dahlgaard-Park, S.M. (2011), “The quality movement: Where are you going?” Total Quality Management & Business Excellence Vol. 22, No. 5, pp. 493–516.